Si alguna vez buscaras una piedra
A cual acudir cuando tus manos suden tu vida,
Busca la maleza de las aguas...
Y recorre el llanto que aqueja a tus hermanos
Donde entre tus gotas entenderás
Que uno llora por su dolor
Y si de la soledad llamas al sonido
Dile que venga a mis tierras
Pues de ahí he perdido las cuerdas
Que sujetaban mi guitarra y con ellas
Mi voz de plata cedió ante el campanario
De la religión que eras para mí
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