Camino por los senderos de la inexistencia y me rehúso a pensar que no estas aquí, procedo siempre a buscar más allá de los que veo, pero… no estas. Sediento por el alma en pena, busco mi refugio al querer encontrarte, donde me protejo de ti bajo el zaguán de cual pensaba que fuera nuestro hogar. Triste desdicha, triste era mi caminata, teniendo, al final, la idea crédula que mi persona limitaba contigo, tu luz y tu calor.
Pronto entendí que esas trayectorias me llevarían por caminos indeseables e intrépidos, aunque, siendo lo único que lograba ver de ti, no podía dejarme llevar por esos impulsos terrenales y sedientos de dolor, cuales usurpaba mi vida a cada segundo que pasaba campante por tus ojos delicados y serenos creía haber perseguido.
El grito de tu dolor, alejado de toda civilización, fue mi ruta para encontrar al ser que usurpa tu cuerpo al rondar por los caminos que poco nos hacen recorrer, aquel ser incierto que solo dejas ver a las personas que no temerán por ti. Recorrí las rutas de tu ser, aquellas que dibujaste hace mucho tiempo para esa persona que logre encontrarlas y transitarlas; sedimentaste tu mundo, tu vida y tus sueños, esperaste que el mundo se eche a dormir para tomar el poder de tu universo y hacerte dueña de tus sentimientos, dejando de lado las incoherencias de lo que te rodea. Hiciste a tus hijos, a tus padres, a tus hermanos del mismo material que tu mundo, lloraste la pérdida de lo creado y te fugaste a la idea de un mundo mejor: aquel que soñaste.
Pero yo… yo llegue sin tu mundo, llegue sin mi mundo y a la espera de un mundo que no fuera mío; Yo esperé a un mundo sin dolor y sin cometas que se perdieran en los aires de las sierras. Llegue a ti sin saber sobre tus planes universales, golpeé tu mundo y tu lo rendiste a los cielos, tan solo lo dejaste por estar conmigo, dándote a la idea de mi pureza. Me siento en pena, ¿Te habré hecho mal? Sollozo a la simple idea de aquella bestia que combate la luz de nuestras sonrisas.
Amor, lo espero; espero el día donde aquel ser nos deje fluctuar entre los aires sin su sombra tétrica visitando nuestros sueños…
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