El hombre de blancas arrugas sollozaba.
Posado en el abismo de la esperanza,
esperaba con ansias el orgullo de su alma.
El alba asomaba en el poniente infalible,
su blanca melena reflejaba la luz cegadora.
Sus ojos, clavados en la esencia.
Sus pies, cansados por la espera.
Sus manos, cercanas a la galaxia
y su blanca piel, fue enrojecida.
-Despierta mi bella piedra,
mi galaxia desmesurada.
Despierta mi pequeño universo,
te doy vida tras mis tantos años.-
Y así fue, como el despertar
de una nueva época fue concedida.
El hombre de blancas arrugas,
el infinito desmesurado,
prodigio de las enseñanzas.
Un puerta inalcanzable para muchos, escondidas para otros; y las llaves esparcidas por el mundo en forma de tomos, cuales al fuego le saben bien.
martes, 3 de agosto de 2010
lunes, 2 de agosto de 2010
Estaré
Eso que está más allá de lo existente,
¿Pero si no existe, quien lo verá?
Eso que está más allá de lo pensante,
de lo entendible, lo sensibilizaré...
¡y verán!
Allá estaré, entre sus corazones...
En cada uno estaré
¿Pero si no existe, quien lo verá?
Eso que está más allá de lo pensante,
de lo entendible, lo sensibilizaré...
¡y verán!
Allá estaré, entre sus corazones...
En cada uno estaré
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